Cuatro de cada cinco mujeres de más de cincuenta años consideran muy importante disponer de un trabajo que les permita ayudar a los demás.
Aún cuando el impulso inicial para muchas mujeres menopáusicas parezca consistir en empezar a hacer algo en favor de ellas mismas.
La menopausia es una época intelectualmente euforizante en que ha disminuido la carga de cuidar de los hijos y la preocupación del cerebro maternal.
La contribución del trabajo a la personalidad, la identidad y la realización de una mujer vuelve a ser tan importante como antes que la dominara el cerebro maternal.
Apoyándonos en lo anterior, vamos a definir el perfil de un segmento de clientes potenciales:
• Mujeres.
• 45 – 60 años (+/- 5 años) liberadas del “cerebro maternal”.
• Nivel económico medio, sin problemas económicos.
• Nivel cultural medio – medio alto.
• Valoran mucho su trabajo como forma de realización personal.
• Cuidan su alimentación, se han decantado por la calidad como medio de proteger su salud.
• Valoran el trato personalizado.
• No priorizan la economía por encima del trato.
• Eligen por calidad, cercanía y precio, en ese orden.
• Prefieren recibir información in-situ.
• Prefieren . . .
Las preferencias personales son la manera que los consumidores tienen para adaptar su consumo de la forma más individualizada posible a sus necesidades y circunstancias.
En las preferencias personales nos podemos encontrar preocupación / interés por:
La responsabilidad social y el medio ambiente.
El desperdicio alimentario.
La información nutricional.
Las características organolépticas.
¿Cómo puedo afinar mejor las características del perfil con el que estoy trabajando?
En una primera fase, suelo determinar la edad y el nivel económico, ya que es la base:
• 35-60 años (+/- 5 años).
• Nivel económico medio. Sin necesidades económicas.
Cuando voy a visitar restaurantes similares al mío, observo al público y voy afinando características que observo.
De esta forma consigo concretar el perfil que me interesa trabajar.
En 2020 disminuye la frecuencia de comidas-cenas fuera del hogar respecto a 2019.
Los consumidores encuestados se muestran PRUDENTES, y así, un 41% de los encuestados, frente al 35% del 2019, afirma que nunca come ni cena fuera de casa.
Probablemente las razones económicas tengan un gran peso en estas decisiones, pero este año entendemos que las cuestiones de seguridad sanitaria son las que más han influido en estas decisiones.
En términos generales, los encuestados se muestran TRADICIONALES:
“Siguen queriendo proteger su ámbito más personal y prefieren recibir información en el lugar de compra.”
Eso sí, se aprecia que las nuevas generaciones incorporan en mayor medida el uso de las nuevas tecnologías.
El establecimiento de venta es la vía preferida para recibir información, aunque el teléfono móvil (15%) aumenta un punto respecto al año anterior, y el correo electrónico sube 4 puntos (12%).
Decisiones de compra. Factores y nuevas tendencias
Calidad (57%), cercanía (51%), y precio (44%), por este orden, son los factores principales que llevan al consumidor a elegir un determinado establecimiento.
El consumidor medio se muestra más EXIGENTE, cambia su orden de elección de establecimiento, respecto a años anteriores, primando la calidad.
“El consumidor, consciente del momento en el que vivimos, se ha decantado por la calidad, como medio de proteger su salud a través de la alimentación.”
Por la cercanía, no solo por comodidad y eficiencia, sino también para cumplir las recomendaciones sanitarias.
Y por el precio, en parte para poder sacar el mayor rendimiento a sus compras, ya que han sido menos numerosas y más grandes.
La calidad es el factor determinante para los consumidores a la hora de elegir un producto, seguida de las preferencias personales y del precio.
Observamos a un consumidor COHERENTE, para quien el concepto de calidad, también se repite y se consolida a la hora de elegir los productos.
El consumidor equipara calidad a seguridad, y en la medida de sus posibilidades, prima este concepto sobre cualquier otra cosa.
Las preferencias personales, ocupan un lugar más que destacable, siendo la manera que los consumidores tienen para adaptar su consumo de la forma más individualizada posible a sus necesidades y circunstancias, en momentos tan complejos.
Y el precio, siempre elemento esencial de una compra, es algo que el consumidor valora en etapas económicamente complejas, aun así y al menos hoy por hoy, por debajo de conceptos más relacionados con la seguridad y la salud.
El precio es algo que el consumidor valora en etapas económicamente complejas.
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