Cada comunidad autónoma tiene su estilo de cocina, y también su propia cultura culinaria de mesa y de bar.

La pregunta es:

¿Hasta qué punto la calidad del servicio influye en la experiencia gastronómica?

Y, sobre todo, ¿qué es lo que define un buen servicio?

Un buen servicio debe aunar atención, estilo, amor por el detalle, precisión y también personalidad, fundamental para dotar al restaurante de un carácter propio, de una manera de ser que se transmita en un trato al comensal que le haga sentir único y especial.

Para aprender un estilo de servicio es preciso conocerlo bien, haberlo ejercido y practicado, vivirlo de primera mano.

Y, solo después de haber visto muchos estilos de servicio, de haberlos experimentado y de conocerlos bien, será posible elegir uno y desarrollarlo, tomar la decisión de volcarnos en él y ponerlo en práctica en nuestro negocio o, lo que sería incluso mejor, crear y aplicar nuestro propio estilo.

Beber de muchas fuentes, viajar y trabajar fuera nos permite poder aplicar a estilos de servicio que ya conocemos, pequeños cambios y detalles que aprendemos en otros negocios y lugares hasta crear nuestro propio estilo, que no es sino una adaptación , una fusión surgida de nuestro carácter, de cosas que hemos visto, que nos han enseñado y que nos han gustado hasta sentirnos satisfechos con una manera determinada, la nuestra, de llevar una sala y de gestionar un restaurante.

Ideas

Hay que salir, viajar y experimentar para poder tener un amplio catálogo de experiencias de las que nutrirnos a la hora de enfocar y llevar a la práctica nuestro trabajo.

Si no salimos, si nos quedamos solo con lo que hemos aprendido en nuestra escuela, en los restaurantes de nuestra zona en los que hemos trabajado, aplicando siempre las mismas normas, sin interesarnos por averiguar si hay otro modo de hacer las cosas, si existen alternativas, no vamos a plantearnos nunca que podemos cambiar y qué cambiar de nuestro modo de trabajar.